El trabajo es del Ministerio de Salud de la Nación y fue explicado por la psicóloga Laura Oliverio, en el ciclo de 'Despertate', por CN y Máxima 'Salud Mental Comunitaria' de la Secretaría de Salud Pública municipal de 9 de Julio.
Un protocolo
del Ministerio de Salud de la Nación fija las pautas para el tratamiento de las
noticias referidas a enfermedades mentales y suicidios, explicó este martes la
psicóloga Laura Olivero en ‘Despertate’ por Cadena Nueve y Máxima, en el
espacio de la Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad nuevejuliense
‘Salud Mental Comunitaria’.
Con buenas
intenciones se informa y no se tienen presente en la forma de presentar un
hecho noticio referido a estos aspectos, el daño colectivo que se origina en la
población, resaltó la profesional.
El mensaje
de este martes es continuidad de lo abordado la semana pasada, donde comenzó a
explicar el alcance del protocolo. Ahora depende de los medios y los
periodistas, acotó Oliverio al profundizar el tema, en clara alusión a la ética
y responsabilidad que le compete al periodismo.
El Protocolo
fue elaborado a partir de las recomendaciones de un comité de expertos
convocado por el Ministerio de Salud de la Nación referenció Laura Oliverio
agregando que el documento que se publica en Internet en la página oficial de
la cartera de salud se puso a disposición en Hospitales y centros de
tratamiento de estos temas.
El trabajo
hace referencia que a que las noticias tienen que ser un puente a la inclusión
social y lejos de calificaciones que desmerecen al ser humano, reflexionó la
entrevistada.
Por su
magnitud e impacto el suicidio constituye un importante problema de salud
pública a nivel mundial. Al estar atravesado por la voluntad de la persona, y
transgredir la integridad de la propia vida, los hechos de suicidio constituyen
un fenómeno sumamente complejo, que tienen un aspecto privado y otro social.
El aspecto
privado alude al derecho a la intimidad y el respeto a la situación que vive el
grupo familiar y de referencia. El aspecto social involucra a todas las
instituciones de la comunidad, que deben acceder a información confiable para
fortalecer las acciones de prevención y promoción de la salud, en especial para
las poblaciones más afectadas y sensibles, como los adolescentes y los adultos
mayores.
Cuando se
habla de suicidio, una reflexión clave es entenderlo en toda su complejidad. Y,
además, tener en cuenta que el suicidio nunca es una elección, sino que debemos
pensarlo como el producto de una restricción en las aspiraciones vitales de las
personas, resaltó Laura Oliverio.
En relación
al suicidio existen una serie de prejuicios instalados en la comunidad sobre
los cuales es necesario trabajar y brindar información adecuada. Por ejemplo,
se cree que la persona que se suicida desea morir. En verdad, lo que ocurre es
que la persona que tiene ideas suicidas está transitando una situación de
ambivalencia en su vida, es decir, desearía morir si su vida continúa de la
misma manera y desearía vivir si se produjeran cambios significativos en ella.
Si se detecta oportunamente, esta ambivalencia se puede inclinar hacia el lado
de la vida. Nadie nace con una tendencia hereditaria hacia el suicidio,
enfatizó la profesional.
Prejuicios a erradicar
Hay una
serie de prejuicios que deben ser erradicados e
ir borrándolos en el tratamiento en los medios masivos de comunicación.
Los más comunes son:
Prejuicio 1. El que dice o amenaza con
que se va a matar, no lo hace. La mayoría de las personas que se suicidan,
hicieron saber el propósito de acabar con su vida.
Prejuicio 2. El que se suicida está
atravesando una depresión. Puede ocurrir durante un proceso depresivo o
no.
Prejuicio 3. Hablar con una persona
sobre sus intenciones de matarse incrementa el peligro. Hablar sobre suicidio reduce la
posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está
padeciendo. La manera como los medios de comunicación informan acerca de casos
de suicidio puede influir negativamente en otras conductas suicidas aquellos
que se apartan de los patrones usuales. De hecho, es notorio que los casos
presentados en la prensa sean mayormente atípicos y fuera de lo común, por lo
cual representarlos como típicos, perpetúa aún más la información errónea sobre
el suicidio.
Las
historias altamente publicitadas parecen tener el mayor impacto en la población
vulnerable. También la cobertura televisiva y la divulgación en internet
influyen en el comportamiento suicida
Prejuicio 4. El suicidio no se puede
prevenir porque ocurre por impulso. Toda persona antes de cometer un intento de
suicidio evidencia una serie de síntomas que de ser detectados a tiempo pueden
ayudar a evitar el suicidio: aislamiento, persistencia de ideas negativas,
desesperanza, llanto incontrolado, retraimiento de los sentimientos, inhibición
de la agresividad (la cual ya no es dirigida hacia otras personas, reservándola
para sí), súbitos cambios de conducta y existencia de fantasías suicidas son
algunas de las señales de alarma.
Prejuicio 5. El que intenta el suicidio
es un cobarde o un valiente. Las personas que intentan suicidarse no son
cobardes ni valientes, sino personas que sufren. El suicidio no es un hecho
delictivo.
Prejuicio 6. Los niños no se suicidan. Después
que un niño adquiere el concepto de muerte puede cometer suicidio.
Prejuicio 7. La tendencia al suicidio
es hereditaria. No es hereditaria. Lo que sí puede transmitirse por medio de la
educación es la visión sobre el suicidio como una forma de solución a los
problemas.
La comunicación debe ser responsable
resaltó aura Oliverio. Al respecto hay recomendaciones básicas.
Tomando como
punto de partida la premisa de que ciertos tipos de cobertura informativa sobre
las conductas suicidas pueden, por un lado, generar un aumento de las mismas
(efecto imitativo), pero por otro, colaborar en la prevención del
comportamiento suicida.
También hizo
hincapié en la manera de referirse las enfermedades mentales.
Cadena
nueve